martes, 2 de junio de 2009

Un lector pequeño pequeño ...


Dedico esta entrada a Annick http://www.annickenelpaisdelasmarivillas.blogspot.com/ que me hizo recordar esta anécdota

Juan es un chico con un coeficiente intelectual superior a la media. A los 3 años ya leía correctamente; los padres festejaron la hazaña durante un tiempo comprándole libros de cuentos que el nene leía rápidamente. El correr del tiempo y la rutina hicieron que dejaran el tema de lado y le compraran un libro cada tanto.
Pero Juanchi era un lector ávido y empedernido; seguía pidiendo libros y leía todo lo que caía en sus manos, hasta el diario. Su pequeño cerebro contenía información y datos impensables para un niño de esa edad, había encontrado un universo inagotable y para el ya no había vuelta atrás.
A los cinco años, después del jardín maternal, entró en la escuela a la que concurre hasta hoy, para empezar preescolar. La escuela tiene una enorme biblioteca que el no tardó en descubrir.
La biblioteca tiene un sistema de préstamos y un salón de lectura; cuando uno entra, a la derecha hay un mostrador alto detrás del cual está la bibliotecaria. La puerta de ingreso tiene una campanilla que anuncia la entrada del visitante, supongo que para alertar a la mujer que suele estar sentada detrás del mostrador escribiendo o leyendo.
El primer día que Juan entró allí, la biblioteca estaba vacía; se paró frente al mostrador y esperó pero nadie lo atendía. Salió para ver si había alguien en el pasillo a quien preguntar … no había, volvió a entrar y esperó nuevamente. Escuchó un ruido detrás del mostrador y se animó entonces a decir “Hola?”. Enseguida apareció la cabeza de la bibliotecaria “Hola, y vos quien sos?” – preguntó sorprendida. “Juan, vos prestás libros?”
Le contaba después la bibliotecaria a la madre del nene, que ella había escuchado la campanilla dos veces y se había asomado para atender pero no había nadie. Claro, se había asomado, pero no había mirado para abajo, Juanchi era tan chiquito que no alcanzaba el mostrador, hasta que no escuchó el “hola” no se dio cuenta de que tenía un “cliente”. La mujer no podía creer que ese enano ya pudiera leer y quisiera sacar libros en préstamo. Pero asi era.
El lector mas pequeño de la biblioteca se convirtió en el preferido de la bibliotecaria que tenía en cuenta sus pedidos y hacía la vista gorda con los plazos de devolución. Incluso le regaló varios libros que el todavía conserva.

Juancito tiene hoy 15 años, es mi sobrino mas grande. Ahora es un adolescente con el pelo largo y los jeans rotosos, toca teclados en su propia banda, tiene una amigovia y también tiene todos los conflictos de la edad. Pero sigue tan genio como siempre y es un pibe solidario, sensible y lo mas interesante: “piensa” y piensa con bastante claridad para sus pocos años. Y creo que esa capacidad temprana se la dio la lectura.
Que importante es bajarles línea a estos proyectos de persona con respecto a que los libros son amigos, amigos que te van a ayudar a aprender, a pensar ... te van a llevar de viaje por tierras lejanas, te van a emocionar, te van a dar alegría y compañía; te van a ayudar a pasar momentos difíciles y también a que no te jodan, porque te van a mostrar finalmente que el conocimiento es poder, pero un poder que vale la pena.