Mientras la vinca iba tomando forma, la tía se fue apagando y en septiembre decidió partir rápido y sin mucho protocolo, como hizo siempre. Y nos dejó a la planta y a mi en el medio del río y con pena. Nos consolamos entre las dos lo mejor que pudimos. Le pedí, le rogué, le exigí que floreciera, y nada, ni pelota … hasta hace unos días.

Puede una flor asi de chiquita hacerte llorar de alegría y de tristeza todo junto?
Si, puede.
“Tarda en llegar
Y al final, al final
Hay recompensa …”
Si, puede.
“Tarda en llegar
Y al final, al final
Hay recompensa …”