miércoles, 9 de febrero de 2011

Convocatoria Literaria: Este Jueves un Relato: BESOS


Mi familia está y estuvo compuesta históricamente por gente trashumante. Por distintas razones: porque nos gusta vagar de un lugar a otro, por obligación, por necesidad, por respirar otros aires. Nunca hemos estado todos, absolutamente todos, viviendo en un mismo lugar. Siempre hay un padre, un hermano, una tía, unos primos viviendo lejos.
Hoy esto se hace mas llevadero gracias a las nuevas formas de comunicación; basta encender la pc, conectar la cam y ver como el exiliado de turno nos sonríe tan campante desde el monitor. Charlamos con el y nos cuenta las últimas novedades de su vida cotidiana, podemos saber como está su ánimo, ver su casa, casi podemos tocarlo ... .

Antes, en un alarde de tecnología (y de arrojo por parte del que llamaba porque era bastante caro), cuando la saudade apretaba el alma recurríamos al teléfono. Fuera de este recurso debíamos conformarnos con cartas, esas que viajaban kilómetros, atravesaban mares y montañas y aterrizaban en nuestras manos. En esos papeles que llegaban regularmente, íbamos siguiendo las aventuras y desventuras de nuestro añorado pariente como en una novela por entregas. Y los besos eran de tinta.
Los besos de tinta atravesaron mi vida, hubo muchos, hubo mas de los que yo hubiera querido. Y es que a veces uno necesita del beso real que humedece apenas la piel y hace ruidito chuick chuick ... .
Ahora que ha pasado el tiempo y reviso viejas cartas se me ocurre que los besos de tinta, mas fríos e impersonales a primera vista que los reales, tienen sin embargo una ventaja: son eternos. Siempre puedo volver a leerlos, a los besos digo, puedo leerlos. No está mal – pienso - porque aunque el papel esté ya un poco amarillo, los besos siguen alli, y si cierro los ojos quizás escuche el pequeño chasquido y hasta sienta una leve presión en mi mejilla ... .


Variedad de besos en lo de Gustavo

http://www.callejamoran.blogspot.com/