
Rafaella saluda: “Hola Argentina, Hola Rosario … 03 03 …” y el estadio entero responde: “4 5 6 !!!”. Las primas saltan de los asientos dispuestas a cantar y bailar cada una de las canciones sacudiendo las pelucas de colores que han comprado en la entrada. Es el primer concierto de las tres, un recuerdo que compartirán para siempre. El tiempo vuela y las primas quieren que el show nunca termine. “Otra! Otra! Otra!”.
Una adolescente camina distraída por Florida. De pronto un sonido capta su atención: un viejo barbudo y mal vestido toca el violín en medio de la calle. Bueno … si se le puede llamar violín a algo armado con una lata, una madera y unas cuerdas. Sin embargo el sonido de ese estrafalario instrumento y la entrega del mugriento luthier al ejecutarlo la conmueven. Se para a escuchar y se queda allí largo rato. Cuando termina el concierto, alguien le pregunta si se siente bien. Y es que sin haberlo notado está llorando: la música ha vuelto a golpearla.
Septiembre de 1997. Soda Stereo se despide en el estadio de River. Y allí está ella otra vez, perdida en la multitud, compartiendo con 5 amigos y 60.000 desconocidos la emoción y la tristeza del adiós. Sabe que será la última vez que los vea tocar en vivo y siente que junto con el “Sueño Stereo” se terminan también algunos de sus propios sueños, esa es la sensación que la acompaña todo el tiempo. Corea cada tema y las imágenes se amontonan en su cabeza ... .
El concierto está a punto de ser pasado; el “Gracias ... totales!” final de Cerati golpea inevitablemente su corazón . Ella marca mentalmente el momento en su memoria. El recuerdo de esa noche será un punto de referencia en el tiempo y una pequeña reserva de felicidad para los tiempos difíciles.
Que concierto recordás especialmente?
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