lunes, 7 de diciembre de 2009

Herencia


Cuando di la vuelta y entré en el pasillo de los adornos navideños la vi. Estaba mirando los angelitos. No sé porqué algo de ella me llamó la atención, esa cara redonda y ese pelo color zanahoria tenían algo familiar. Miraba los angelitos y cantaba para ella misma con una vocecita chiquita “allá en la fuente las hormiguitas están lavando sus enagüitas …”. Una vieja canción infantil que yo solía cantar como una especie de broma, solamente para hacerte enojar, te acordás?. “Finíshela con las hormiguitas che – protestabas - no estás medio grande para eso?”
“ … porque el domingo se irán al campo todas vestidas de rosa y blanco …”

-“Me bajás el angelito blanco?” – me preguntó trayéndome de vuelta a la realidad.
-“Cual este? A ver … tomá. Que linda canción que cantabas recién, la aprendiste en el cole?”
-“No, me la enseñó mi papá”
-“Ah mirá … y donde está tu papá?”
-“Allá en la panadería con mi hermano, Pááááá !!!”

Y entonces te vi y entendí. Todo se unió en mi cabeza y entendí. Era tu nena, con tu misma cara y tu mismo pelo, con la misma forma de pararse y de gesticular. Tu nena, que pudo haber sido mía si las circunstancias hubieran sido otras. Tu nena, con otros ojos, no claros como los tuyos sino mas oscuros, como los de la madre supongo.
Tu nena que pudo haber sacado mi nariz o la forma de mis cejas o mi meñique torcido, pero no claro, no tiene nada mío como va a tener. Bueno, salvo las hormiguitas … la nena heredó mi canción. Vos se la enseñaste que loco no?. Viste que para algo servían?
Y sino preguntale a tu hija.