jueves, 17 de febrero de 2011

DE SALAME Y QUESO. HOY: Telefonía Celular


Ud considera al teléfono celular una prolongación de su propio cuerpo. No imagina su existencia sin el, ha llegado incluso a preguntarse si realmente hubo vida antes de su aparición. Ud ha olvidado completamente su pasado de incomunicación, su pasado sin ringtons, sin mensajes de texto ... .
Suena el despertador a las 7. Su primer movimiento del día consiste en estirar la mano y alcanzar el teléfono; todavía no abrió los dos ojos, pero con uno alcanza, debe comprobar si mientras ud dormía han entrado mensajes o llamados.
Mientras sostiene el cepillo de dientes con una mano, con la otra manda los primeros sms del día. Entra a la ducha con un sentimiento de culpa: deberá abandonarlo por unos minutos!.
Ud entiende que debe estar en contacto permanente con el mundo, por eso está muy atento a su teléfono todo el tiempo. No se ha enterado aún de que su hijo está a punto de ser expulsado del colegio por vandalismo o de que su hija planea unirse a los Hare Krishna y mudarse a la India, no tiene tiempo de prestar atención a esos detalles menores ... .
Ya no va al cine o al teatro por no apagar el dichoso aparatito. Tampoco sale a comer con sus amigos, esos desubicados que se impacientan después de que ud atiende el cuarto llamado, envía el octavo mensaje y chequea por enésima vez el Twitter.
“Ring, Ring, Ring ... Hola, llamaba para decirle que ud es un Salame!”

Después de haber sido casi amenazado de muerte por su entorno, ud compra finalmente un teléfono celular. El mas simple, el mas barato. No tiene cámara de fotos ni Internet ni nada de nada. Gracias que hace ring ring y llama: esto ya alcanza para ponerlo nervioso.
Ud no sabe de memoria su propio número, olvida esa cosa demoníaca por todos lados y si de casualidad lo lleva encima, olvida encenderlo. Ud es el último de los usuarios del teléfono público; es uno de esos personajes en proceso de extinción, que pierde horas de su vida buscando un aparato por la calle desesperadamente mientras el suyo propio duerme un sueño eterno en algún rincón de su casa. Ud es un masoquista que sufre encantado problemas que podría solucionar en un segundo. Si tuviera su teléfono a mano claro
“Ring, Ring, Ring … Atienda! Queso!

miércoles, 9 de febrero de 2011

Convocatoria Literaria: Este Jueves un Relato: BESOS


Mi familia está y estuvo compuesta históricamente por gente trashumante. Por distintas razones: porque nos gusta vagar de un lugar a otro, por obligación, por necesidad, por respirar otros aires. Nunca hemos estado todos, absolutamente todos, viviendo en un mismo lugar. Siempre hay un padre, un hermano, una tía, unos primos viviendo lejos.
Hoy esto se hace mas llevadero gracias a las nuevas formas de comunicación; basta encender la pc, conectar la cam y ver como el exiliado de turno nos sonríe tan campante desde el monitor. Charlamos con el y nos cuenta las últimas novedades de su vida cotidiana, podemos saber como está su ánimo, ver su casa, casi podemos tocarlo ... .

Antes, en un alarde de tecnología (y de arrojo por parte del que llamaba porque era bastante caro), cuando la saudade apretaba el alma recurríamos al teléfono. Fuera de este recurso debíamos conformarnos con cartas, esas que viajaban kilómetros, atravesaban mares y montañas y aterrizaban en nuestras manos. En esos papeles que llegaban regularmente, íbamos siguiendo las aventuras y desventuras de nuestro añorado pariente como en una novela por entregas. Y los besos eran de tinta.
Los besos de tinta atravesaron mi vida, hubo muchos, hubo mas de los que yo hubiera querido. Y es que a veces uno necesita del beso real que humedece apenas la piel y hace ruidito chuick chuick ... .
Ahora que ha pasado el tiempo y reviso viejas cartas se me ocurre que los besos de tinta, mas fríos e impersonales a primera vista que los reales, tienen sin embargo una ventaja: son eternos. Siempre puedo volver a leerlos, a los besos digo, puedo leerlos. No está mal – pienso - porque aunque el papel esté ya un poco amarillo, los besos siguen alli, y si cierro los ojos quizás escuche el pequeño chasquido y hasta sienta una leve presión en mi mejilla ... .


Variedad de besos en lo de Gustavo

http://www.callejamoran.blogspot.com/

sábado, 5 de febrero de 2011

OLAS QUE BAILAN


Llego al mar y contemplo el baile de las olas.
A veces se acercan a mi suavemente y lamen mis pies desnudos, luego se alejan como si un hilo invisible tirara de ellas … y vuelven y se alejan, y vuelven y se alejan enroscadas en su vaivén armonioso y eterno.
Al día siguiente las encuentro furiosas, estallan con cólera contra las rocas como reclamando algo en su idioma áspero y salobre.
Llego al mar y contemplo las olas que bailan. Y me gustan tanto que quiero traerme algunas a casa, quiero compartirlas con mis amigos, mis vecinos, con todos.
Regreso y grito fuerte: “Miren las olas que traje que lindas son! Miren! Me acarician los pies descalzos o se pelean entre ellas y me salpican de espuma!”
Todos me miran extrañados. Y es que solo es agua, solo agua lo que se desliza entre mis dedos apretados …

Juro que lo intenté y no pude traerles olas. Pero ya estoy aquí lista para continuar remando. Me iré poniendo al día con las lecturas y retomando el contacto con uds.
Los extrañé.