Hace días que – in itinere hacia mi mansión – me llama la
atención un malvón color morado que adorna la puerta de un edificio sito a poca
distancia del mío. Ahhhhhhhhhh que lindo es! que color! que flores! Y el malvón
prende tan fácil … , lástima que siempre hay alguien entrando o saliendo del lugar,
hecho que me impide concretar mis intenciones; intenciones de lo mas aviesas,
solapadas , siniestras, perversas. Si adivinó, estoy planeando hacerme con un
gajo.
Bueno no me mire asi! Un gajito de una planta que es grande
y frondosa, un gajito solamente!.
La cosa es que hoy se presentó la oportunidad: nadie por
aquí … nadie por allá … y yo que me abalanzo sobre el malvón y elijo el gajo.
Estoy a punto de cortarlo cuando escucho unos golpes provenientes de la puerta
(de vidrio oscuro maldición!) del edificio. Ya estoy a punto de lograr mi
objetivo, asi que no voy a abandonar la operación justo ahora. Track! corto el
gajo y track! se abre la puerta y aparece una vieja que a voz en cuello me
grita: “Que estás haciendo? No me cortes la plantaaaaa!!!”
Continúo como si oyera llover y la vieja por supuesto
continúa increpándome “Como vas a cortar la plantaaaaa??? Sos una maleducada!!!
Sos una ladrona!!!” Ladrona dijo? Ladrona yo? La verdad es que la palabra me
golpea, la miro un poco desorientada, no sé si contestarle y trenzarme en un
ida y vuelta de insultos; o tal vez debería ensayar una disculpa; o debería
tirar el gajo y salir corriendo … . Finalmente opto por ignorarla y seguir mi
camino (malvón en mano claro), mientras ella sigue a los gritos y los que pasan
la miran extrañados.
Lo malo es que la vieja resulta ser la portera de ese
edificio, y yo paso por alli todos los días. Si no quiero cruzármela y que me
vuelva a insultar deberé dar un rodeo o cruzar la calle.
Comentada la cuestión con mi Sra. Madre, le da la razón a la
vieja (cuando no …) y opina que lo mas correcto hubiera sido golpear la puerta,
y pedir permiso para cortar el gajo. Si … ponele.
Me queda dando vueltas el tema en la cabeza y no sé … me
pregunto como se sentirán los que roban, los rateros comunes y los grandes
ladri de las altas esferas que se quedan con la plata de la gente como si nada.
¿Cómo será quedarse con lo de otros sin que la consciencia tenga ningún tipo de
intervención? ¿Cómo se excusa uno ante uno mismo? ¿Con que cara se miran al
espejo y miran a sus hijos todos los días?
Evidentemente hay un mecanismo que se me escapa. Tal vez el
malvón me de la respuesta cuando florezca … .