jueves, 25 de noviembre de 2010

Este Jueves un Relato: Partes Traseras


Lo decía ya como un ruego – “me hago pis!, me hago piiis!” – y algo en su expresión decía que no estaba exagerando.

“Pero tía, no hay donde parar, que querés que hagamos?” – dije tratando de hacerle ver que en ese tramo de la autopista no había un solo bar, ni una estación de servicio ni nada que pudiera remediar la situación.

“Me pisho! Me hago pis encima” – amenazó la tía sin escuchar – “es que tomé el diurético hace un rato!”

“Bueno pará por favor” – le dije a Javi – “paremos en un costadito, le hacemos carpa con la toalla, es preferible eso a que se haga encima”.

De un volantazo Javi se tiró a la banquina; busqué la toalla y bajamos con la tía que de repente se había olvidado de sus ochenta y pico; se movía como una lagartija frenética.
Se acomodó, me acomodé para hacerle de biombo, se levantó el vestido, se bajó la bombacha floreada estilo funda de lavarropas y ahhhhhhhhhh …. por fin!
El primer bocinazo me hizo dar un salto, una bocina fuerte de camión, juego de luces y un grito: “que culo mamita!”. Entre los bocinazos que siguieron alcancé a escuchar la voz de mi hermano “Dale boluda que hay un camino atrás!”
Efectivamente, en el apuro no vimos que a un costado de la autopista había un pequeño camino de tierra por donde circulaban autos y camiones entrando o saliendo de alguno de los muchos pueblos que hay casi a la vera del camino.

Por suerte entre la semi-oscuridad de las 7 de la tarde, lo concentrada que estaba en desbeber y el escándalo que armamos con mi hermano para que se apurara, la tía nunca se enteró de que había dado el espectá-culo (nunca mejor dicho) de su vida.

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