sábado, 5 de febrero de 2011

OLAS QUE BAILAN


Llego al mar y contemplo el baile de las olas.
A veces se acercan a mi suavemente y lamen mis pies desnudos, luego se alejan como si un hilo invisible tirara de ellas … y vuelven y se alejan, y vuelven y se alejan enroscadas en su vaivén armonioso y eterno.
Al día siguiente las encuentro furiosas, estallan con cólera contra las rocas como reclamando algo en su idioma áspero y salobre.
Llego al mar y contemplo las olas que bailan. Y me gustan tanto que quiero traerme algunas a casa, quiero compartirlas con mis amigos, mis vecinos, con todos.
Regreso y grito fuerte: “Miren las olas que traje que lindas son! Miren! Me acarician los pies descalzos o se pelean entre ellas y me salpican de espuma!”
Todos me miran extrañados. Y es que solo es agua, solo agua lo que se desliza entre mis dedos apretados …

Juro que lo intenté y no pude traerles olas. Pero ya estoy aquí lista para continuar remando. Me iré poniendo al día con las lecturas y retomando el contacto con uds.
Los extrañé.