Fantaseo, imagino, recuerdo:
El primer roce enciende la pasión y sacude nuestros cuerpos. Saboreo tu
urgencia como un caramelo y la demoro mientras mi boca dibuja surcos ardientes
en tu pecho, un bordado de besos … .
Ahora el deseo me abrasa y me subleva, me detengo un instante más solo
por el placer de escucharte gemir, pedir, exigir. Tus manos languidecen sobre
mi espalda, viajan y se pierden en los pliegues de mi cuerpo.
Al fin se encuentran las pieles con violencia, se reconocen
definitivamente. Deliro embriagada por el movimiento de la marejada danzante.
Nuestros gritos dialogan, reclaman, se interrogan, se responden. Nuestros
sudores se mezclan. El cielo y la tierra se reúnen en lo profundo de los
vientres jadeantes, rogando por ese big bang que volverá a expandir el universo.
Y llega la
paz, el mutuo abrazo nos acuna y respiramos dulcemente la simple emoción de
estar vivos.
Seguimos fantaseando en lo de San