miércoles, 15 de diciembre de 2010

Rehén


El verano se acerca rápidamente, el sol se vuelve loco de alegría, el aire se calienta.
Terminado el papeleo en el Distrito Centro, debería volver ya a la oficina, pero quien puede resistirse a espiar el río, está ahí nomás, tan cerca … .
Por el camino la primavera, que no quiere irse, me asalta y me toma de rehén. Una margarita agarra mi mano, una calandria se adueña de mi pensamiento, el verde brillante se apodera de mis ojos, la brisa olorosa del Paraná inunda mi nariz.
Se que debo regresar pero no puedo moverme de alli, el cuerpo no me responde, estoy atrapada en ese pedazo de paisaje. Podría quedarme así para siempre, en este momento no me hace falta nada mas.
No percibo el paso de los minutos pero el sonido del celular rompe la magia y me pega tremendo susto. – “Si, si – contesto de mala gana – ya casi termino, voy para allá”.

Me subo al mundo nuevamente y me llevo conmigo este pequeño regalo, grato momento que no esperaba, el de despedir hoy a la primavera con todos los honores.