lunes, 8 de junio de 2009

Espejito, espejito ...


Que difícil es reconocer el paso del tiempo en uno mismo, lo vamos notando en los demás, pero es raro mirarse al espejo y reconocer que los años han ido haciendo su trabajo en nuestra persona.

Sábado al mediodía estoy en la cola del supermercado. En la cola de al lado un fulano me mira, me mira, me mira ... ya me siento incómoda, tengo ganas de preguntarle “que mirás che, te debo algo?”. Llega mi turno, pago y empiezo a embolsar lo que compré. Detrás mío una voz me pregunta: “Any??” Es el fulano de la fila de al lado, como sabe mi nombre??? “Seeee” – contesto sin mucha convicción. “No te acordás de mi?” – sonríe. Empiezo a rebuscar en mi cerebro, ímproba tarea sin sentido, su aspecto me parece levemente familiar pero no tengo la menor idea. Pongo cara de “ay, lo tengo en la punta de la lengua ...” cuando en realidad estoy absolutamente perdida ... quien corno es !!!
“Bueno, parece que estoy muy cambiado ... Franco ... Fran ... te acordás o no, tan distinto estoy?” Franco? si claro que me acuerdo de Fran, compañero de Leo mi hermano, el chico mas lindo de esta galaxia y sus alrededores, cabello muy oscuro y ojos muy claros, alto y flaquito pero contundente con la exacta cantidad de músculos, con la exacta cantidad de todo ... Este señor gordo, pelado y con ojeras no puede ser Fran, tiene un aire, podría ser el tío, el papá de Fran ... Fran, Fran, Fran – kenstein? divago absolutamente ... “Claaaaro Fran! Como te va? Disculpame estaba muy distraída, como estás tanto tiempo, estás viviendo en Rosario o estás de visita?” - no sé que decir ... neuronas a mi por favor!, no me abandonen ahora!!!!!
“Bien, vos estás igual ... !” – me dice dándome un abrazo. “Jajaja, igual a quien?” – bromeo. “Igual a la Any que quería aprender a bailar el vals, te acordás? te acordás que yo te enseñé a bailar el vals?” Si claro que me acuerdo, pero en esa época yo tenía otras intenciones, que no tenían nada que ver con el vals ... igual Fran nunca se enteró, estaba muy ocupado atendiendo a su club de admiradoras que eran muchas.
Me pregunta por mi hermano, le resumo rápidamente, le paso su dirección de mail ... “escribile, se va a poner contento ...”; me pasa su mail y su teléfono “asi nos juntamos a comer algo y me contás de tu vida” - sonríe nuevamente. Su sonrisa es lo único medianamente reconocible.
Vuelvo a casa y me miro en el espejo, yo también estoy tan diferente? Que queda de esa chica de 15 años? Que conserva igual? Que cambió?. De repente me veo extraña, me invade una melancolía que bordea la tristeza. Pero!!, justo hoy sábado tengo que darme cuenta de que envejecí? Ah no, no, no. Me pongo la campera y vuelvo a salir, el sol y el frío me pegan en la cara, me compro unas empanadas y me voy a lo de mamá. No hay nada que me haga sentir tan joven como hacerla renegar un rato jejeje y de paso le pido que me haga arroz con leche ...