viernes, 23 de julio de 2010

Piden pan, no les dan ...


Estuve durante veinte minutos mirando con arrobamiento esos aparatos tan mononos – técnicamente llamados hornos de pan – que prometen cambiarnos la vida, llenándola de pan francés, pan integral, pan rústico (¿?), baguettes, pizzas, tortas y hasta mermeladas! Ah si si, hace mermelada guau!.
Parece que nuestra existencia ya no será la misma a partir de la adquisición del tal horno. Maravillosas experiencias – tales como disfrutar del olor a pan recién hecho, agasajar nuestro paladar con crujientes y dorados panecillos frescos untados con manteca y dulce, sorprender a nuestros amigos con recetas dignas del mejor maestro panadero – nos esperan. Asombrosos sabores transformarán nuestro modesto desayuno, nuestros aburridos almuerzos, nuestras insípidas cenas.
Como pudimos vivir hasta ahora sin este artilugio, sin esta tecnología suprema y sin los exquisitos productos que salen de su interior para situarnos en la cima del disfrute terreno?
Estoy a unos cuantos pasos, digo pesos … ejem, de conocer los secretos de la harina triple 0, la levadura, el azúcar impalpable y las semillas de sésamo. Estoy en los umbrales de la gloria pasteleril, estoy en la entrada del edén de la masa horneada, estoy casi en el paraíso del mignon, del pan flauta, de los baguettines, estoy …

… estoy loca!. Que voy a hacer con semejante armatoste, salvo que – como me pareció intuir en algún momento – tenga un uso adicional, digo … tanto botoncito, tanta lucecita, tan abultado manual de instrucciones … para mi que este cacharro detrás de esa apariencia inocente oculta su verdadera función: máquina transportadora de materia aún en fase de experimentación claro, sino no sería tan barata … . No me importa nada desintegrarme y terminar flotando por el universo, estoy tentada de comprármela y transportarme a como dé lugar hacia la Polinesia o el Caribe, lejos de la actual era del hielo ...
La voz de mi amiga preguntando “Esto servirá también para calentar la comida ...???” (noble bestia, que le parecerá que dice? Bué, ella también le está buscando un uso alternativo, un tanto mas terreno eso si) me saca de el estado de enajenación mental transitoria. Le doy las gracias al vendedor y con un “veo y cualquier cosa vuelvo” termina mi visita a Garbarino y mis sueños de miga tostada y/o viajes intergalácticos. Ya tengo demasiados cachivaches juntando tierra en algún rincón.
A modo de consuelo paso por la Recova y me compro 3 medialunas saladas para mi cena de esta noche. Con quesito al horno … mmmm !!!